En los últimos años, la necesidad de las compañías de traducir documentos corporativos para comunicarse con distintos grupos de interés ha aumentado. Y hemos notado que muchas empresas encargan la traducción de documentos a colaboradores bilingües. Sin embargo, ¿es esta la mejor opción? ¿todo aquel que es bilingüe también es traductor?
Encargar la traducción de documentos corporativos a colaboradores bilingües puede ser beneficioso, pero si la persona no cuenta con las habilidades necesarias para traducir, puede representar un riesgo para la compañía.
Por eso, en este artículo veremos por qué ser bilingüe no es suficiente para ser traductor y cuáles son las habilidades que distinguen a los traductores.
Ser bilingüe no es suficiente para ser traductor
1. Las habilidades orales son esenciales para las personas bilingües; en cambio, redactar correctamente es la habilidad profesional más importante de los traductores. Una persona bilingüe puede entender y sostener una conversación con personas en dos idiomas distintos, pero eso no implica automáticamente que posea las habilidades necesarias para escribir de manera adecuada y atractiva.
2. Conocer las normas gramaticales de los idiomas que habla no es fundamental para una persona bilingüe; en cambio, un traductor DEBE ser un experto en ellas.
3. Una persona bilingüe puede entender un mensaje a partir del contexto sin conocer el significado exacto de algunas palabras; en cambio, los traductores deben entender todos los detalles del mensaje y transmitirlo con los equivalentes exactos. Adicionalmente, para un traductor es fundamental conocer los aspectos culturales de la audiencia para la cual traduce, así como las expresiones idiomáticas y frases populares.
4. El traductor se hace mediante el estudio y la práctica. Los arquitectos, doctores y abogados han estudiado una carrera para ejercer su profesión, de igual forma los traductores se han formado en este campo, adquiriendo el conocimiento, las técnicas y los recursos estilísticos para asegurarse transmitir mensajes en otros idiomas de manera adecuada.
Entonces, una persona bilingüe sí puede llegar a ser traductor, pero el hecho de que hable dos idiomas no la convierten automáticamente en traductor. Así como…
conocer el alfabeto y ser capaz de formar oraciones no convierte a nadie en escritor.
Para aprender más acerca del dilema de si es suficiente ser bilingüe para ser traductor, consulte el artículo Being Bilingual Is Not Enough de Frank Johnson.
Ahora sí hablemos de las habilidades que se requieren para ejercer la traducción.
Habilidades de un traductor profesional
- Experticia en el lenguaje, es decir, tener un amplio conocimiento sobre lingüística (ortografía, estructura gramatical, sintaxis, morfología, lexicología y pragmática)
- Aplicación de técnicas y modelos de traducción
- Comprensión de expresiones idiomáticas
- Conocimiento de los aspectos culturales del idioma desde y hacia el que traduce
- Capacidad de conservar la esencia del mensaje evitando adiciones y omisiones
- Capacidad de investigación
- Capacidad de redactar con naturalidad
Si el colaborador bilingüe al que encarga normalmente las traducciones posee estas características, ¡excelente!, ¿y si no es así?
Es posible que los documentos que traduzcan los colaboradores bilingües no tengan la calidad que usted cree o espera y que la imagen de su compañía se vea afectada por errores de traducción.
El problema aumenta cuando la persona traduce un documento hacia un idioma que no es su lengua materna.
Por lo general, un traductor traduce solo hacia su lengua materna, pues es la lengua que conoce con mayor profundidad y en la que puede generar textos con mayor naturalidad y fluidez. Así mismo, solo un traductor nativo cuenta con la experiencia sociocultural que le permite usar adecuadamente expresiones y vocabulario de su idioma, país o región.
Sabemos que el mundo se mueve con rapidez, cumplir con las restricciones de presupuesto es un reto constante, obtener calidad a un precio cómodo y cumplir con plazos de entrega es cada vez más difícil.
Por eso, aunque optar por contratar un servicio de traducción profesional exija un gasto extra, liberará a sus colaboradores para que se concentren en lo que mejor saben hacer y obtendrá una calidad óptima en sus documentos traducidos.
Autor: Paula Forero