Si su empresa suele realizar misiones comerciales, teleconferencias, conferencias diplomáticas, convenciones internacionales o cualquier otra reunión en la que necesite comunicarse en uno o más idiomas, le será muy útil entender cómo funciona el trabajo del intérprete.
Descubra las cualidades que los hace ser profesionales únicos
Desde que el hombre logró comunicarse, los intérpretes comenzaron a existir. Su rol siempre ha sido vital en las relaciones sociales entre personas de orígenes diferentes.
Aunque es difícil determinar la época exacta en que la interpretación comenzó a ser utilizada, hay jeroglíficos egipcios antiguos que indican que los «intérpretes» existen desde el año 3000 AC, según lo indica la revista electrónica Sémata: Ciencias Sociais e Humanidades.
La palabra intérprete proviene del latín “interpres” que significa “mediador o intermediario”, por lo que es un profesional que actúa como un conector entre dos o más personas que no tienen un mismo idioma. Su objetivo es lograr que las partes involucradas puedan comunicarse y entenderse de forma eficaz.
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Los neurocientíficos han explorado el lenguaje durante décadas y han producido diversos estudios sobre hablantes multilingües. Sin embargo, la habilidad de los intérpretes es tan increíble que comprender el proceso de la interpretación simultánea es un desafío científico muy grande. Suceden tantas cosas en el cerebro de un intérprete que es difícil incluso saber por dónde empezar a estudiarlo, pues varias áreas están involucradas cuando realizan su labor.
Según los Modelos de esfuerzo de Daniel Gile, la interpretación simultánea requiere de tres esfuerzos o funciones cognitivas: escuchar, memorizar y hablar.
Un intérprete debe escuchar y entender el sentido de un mensaje elaborado en un idioma; recordarlo; y construirlo y transmitirlo de forma natural en un idioma distinto. Y todo esto sucede en cuestión de segundos.
Un profesional con un gran talento
Una de las características que lo hacen tan especial es su capacidad de análisis y de adaptabilidad, pues al interpretar un idioma en vivo y en directo debe basarse únicamente en su conocimiento y experticia para darle un significado correcto a lo que su interlocutor quiere comunicar sin ayudas externas. La presión, por lo tanto, puede ser bastante intensa, pero sabe confiar en su talento y profesionalismo.
Al actuar como un puente entre las personas, transmitiendo el tono, las intenciones y las emociones (como la alegría, la ironía, el sarcasmo, e incluso el humor) del orador, el intérprete debe poner en práctica un conjunto de habilidades sociales para lograr con éxito su actividad. Además, la velocidad del discurso y el acento varían de un orador a otro, aumentando el nivel de complejidad de su labor. Al trabajar con seres humanos, lenguaje, contextos y tecnicismos, el intérprete tiene que ser empático, neutral y carismático.
Ahora que ya conoce el desafío al que se enfrentan en su trabajo, es momento de entrar en el maravilloso mundo del intérprete con esta infografía que hemos creado para descubrir por qué es un profesional tan valioso. ¡Veamos!