¿Alguna vez ha entablado una conversación con personas que hablan su idioma, pero son de otras ciudades o países? Si es así, ¿no ha sentido que, aunque hablan el mismo idioma, hay expresiones o palabras que no entiende? Pues bien, esto ocurre porque los idiomas se adaptan a las culturas, la historia y los contextos en los que se hablan.
Como lo menciona Alex Hammond, “cada variedad del idioma tiene sus particularidades”, las cuales pueden influir en la interpretación de un mensaje. Es ahí donde la localización entra en juego, ya que no se trata solo del idioma sino de entender otros factores. Por ejemplo, referencias culturales o históricas, eventos o tradiciones, formatos del mensaje, etc.
Es por ese motivo que, en algunos casos, la traducción no es suficiente o no es necesaria, ya que el objetivo es que la audiencia sienta que el documento, producto o servicio se elaboró pensando en ella. En otras palabras, lo que se busca es personalizar el mensaje, pero ¿cómo hacerlo?
¿Cómo localizar contenido?
Retomando lo que se mencionó antes, las diferencias comunicativas pueden tener un impacto en la aceptación de un producto, servicio o mensaje. Por lo tanto, no consiste solo en traducir sino en considerar las necesidades y particularidades del grupo objetivo. Para ello, se debe analizar lo que CommLab India Bloggers describe como aspectos culturales y funcionales.
Aspectos culturales de la localización
Como su nombre lo indica, tiene que ver con referentes sociales, históricos y religiosos, sentido del humor, modismos, costumbres, percepción de los colores, etc.
Estas características son las que permiten darle naturalidad al mensaje, de modo que no existan barreras que impidan comprenderlo; y, que por el contrario, haya referencias comunicativas que tengan un impacto positivo en el receptor.
Uno de los ejemplos más destacados de localización, considerando aspectos culturales, es la versión árabe de los Simpson. En ella, hicieron cambios significativos, empezando por el nombre de la serie, Al-Shamshoon, con el fin de que fonéticamente fuera más natural. Adicionalmente, cambiaron los nombres de los personajes principales para que se adaptaran a los nombres comunes en esa parte del mundo.
Por ejemplo, “Homero” pasó a ser “Omar”, “Marge” se convirtió en “Mona”, “Bart” en “Badr” y “Lisa” en “Bessa”. Asimismo, modificaron un referente geográfico “Springfield”, y lo convirtieron en “Rabeea” que significa “primavera” en árabe.
Pero la localización no se trata solo de cambiar nombres, sino de investigar a profundidad las costumbres que pueden chocar con el mensaje original. Es así como “Omar” pasó de beber cerveza a tomar soda y de comer carne de cerdo a comer carne de res o cordero. Modificaciones que se hicieron pensando en aspectos religiosos.
Aspectos funcionales de la localización
En esta categoría se puede incluir algo tan sencillo como la moneda hasta aspectos complejos como requisitos legales aplicables al grupo objetivo. Asimismo, se tiene en cuenta todo tipo de formato (direcciones, números de teléfono, fecha y hora, unidades de medida, etc.). Incluso se puede llegar a considerar la extensión del texto, el tamaño de las páginas, el tipo de fuente o hasta los métodos de pago.
Aquí es donde se hace evidente que para localizar no necesariamente se tiene que traducir. En muchos casos, especialmente en la localización de sitios web, lo que se hace es adaptar el mensaje a una variedad del idioma o a un contexto particular. Por ejemplo, de inglés norteamericano a inglés británico o de español de España a español de Latinoamérica.
WWF es uno de los ejemplos destacados en términos de localización de sitios web.
Este se adapta al país o la región del lector no solo al presentarle información en su idioma, sino relacionada con dicha zona. Por ejemplo, si visitamos el sitio web para Colombia, nos encontraremos con noticias relacionadas con el Pacífico, el Amazonas, la Orinoquía, etc.
Mientras que, el sitio web de WWF para España, a pesar de ser en español como el de Colombia, presenta información totalmente diferente, no solo en contenido sino en formato. Esto se debe a que el contexto y el lugar geográfico difieren, de modo que las necesidades e intereses del público también cambian.
Asimismo, el sitio web de WWF para Canadá está en inglés y francés, que son los idiomas oficiales de ese país. Y, al igual que en los ejemplos anteriores, el contenido y el formato son diferentes. Esto también se debe a la forma como el lector consume la información.
Este ejemplo resalta la importancia de conocer al público objetivo, de modo que el contenido sea de su interés. Y, en consecuencia, se produzca una reacción positiva en el lector que, en este caso, es donar.
Conozca más información sobre las ventajas de tener un sitio web multilingüe en este artículo.
¿Qué se puede localizar?
Aparte de localizar sitios web o series, como los ejemplos que se mencionaron con anterioridad, también se recomienda localizar:
- Aplicaciones móviles
- Software
- Videojuegos
- Contenido multimedia (ya sea fotos o videos, especialmente si son de carácter publicitario)
- Descripciones y empaques de productos
- Folletos de productos o servicios
- Carteles publicitarios
En general, cualquier documento o material que busque conectar al lector con el mensaje, de modo que se desencadene una reacción. Por ejemplo, comprar un producto, donar, adquirir un servicio, despertar interés por un videojuego, descargar una aplicación, etc.
En pocas palabras…
La localización busca crear un puente que rompa barreras comunicativas; los pilares de ese puente son factores no solo lingüísticos sino culturales y funcionales. Esto permite que el mensaje se adapte a un grupo objetivo y este lo perciba como si hubiese sido elaborado pensando en él. Dicha personalización es la que fomenta la aceptación del mensaje, el producto o el servicio que se ofrece.
Es por ese motivo que se requieren profesionales lingüísticos y especialistas en marketing. Este equipo debe trabajar de la mano para comprender a fondo las características del público objetivo. El traductor se encargará de que el mensaje sea entendible para el lector, mientras que el publicista será responsable de hacer que el mensaje sea llamativo e interesante.
Autor: Carolina Beltrán